viernes, 17 de septiembre de 2010

Atahualpa Yupanqui o el desprecio de la caridad de quien no busca piedad

Milonga del solitario

Si la muerte traicionera
me acogota a su palenque
háganme con dos rebenques
la cruz pa mi cabecera.
Si muero en mi madriguera
mirando los horizontes
no quiero cruces, ni aprontes,
ni encargos para el Eterno.
Tal vez pasando el invierno
me dé sus flores el monte.

Toda la noche he cantado
con el alma estremecida.
Que el canto es la abierta herida
de un sentimiento sagrado.
A naides tengo a mi lado
porque no busco piedad.
Desprecio la caridad
por la vergüenza que encierra.
Soy como el león de mi sierra:
vivo y muero en soledad.

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