miércoles, 21 de abril de 2010

Los papeles salvajes de Marosa di Giorgio

Los papeles salvajes
Marosa di Giorgio
Adriana Hidalgo Editora. Buenos Aires, 2010


"Los papeles salvajes", tal el título que Marosa di Giorgio (1932-2004) eligió para reunir su producción poética, es una de las obras capitales de la poesía hispanoamericana. Editado inicialmente en Montevideo a fines de la década del ochenta y comienzos de la del noventa, Adriana Hidalgo publicó en el año 2000, en la Argentina, para todo el mundo hispanohablante, una nueva edición de Los papeles..., en dos tomos, con el agregado, en versión reducida, del libro "Diamelas a Clementina Médici", una pieza mayor de la lírica contemporánea, que la gran poeta uruguaya dedica a la memoria de su madre.
En la presente edición crítica y definitiva de Los papeles salvajes, en un solo tomo, el libro Diamelas... se publica por primera vez en su deslumbrante versión completa, con el doble de extensión.
Esta edición corregida y anotada de la poesía reunida de Marosa –a la que se agrega una extensa síntesis biográfica– incluye como otra novedad la publicación póstuma de su último libro "Pasajes de un memorial" al abuelo toscano Eugenio Médici, de 2004.
Finalmente, aquí se recupera, a modo de prólogo, una breve autobiografía de Marosa, “Señales mías”, escrita originalmente en 1959.

“¿Son poemas secretos y casi inconfesables o son relatos fragmentarios que nos hacen las voces de la destrucción, la furia y la libertad?
Desde hace años Marosa di Giorgio viene construyendo una obra que se rehúsa a las clasificaciones, que testimonia la constante fidelidad a sus mandatos interiores y la búsqueda de un mundo que es interior y a un tiempo rigurosamente objetivo.
La obra completa de Marosa di Giorgio revela un orbe original, de la moderna literatura hispanoamericana, una escritura brillante y una libérrima investigación de su realidad presente.”

Ángel Rama




 

Yendo por aquel campo, aparecían, de pronto, esas extrañas
cosas. Las llamaban por allí, virtudes o espíritus. Pero, en
verdad eran la producción de seres tristes, casi inmóviles,
que nunca se salían de su lugar.
Estancias al parecer, del otro mundo, y casi eternas,
porque el viento y la lluvia las lavaban y abrillantaban, cada
vez más. Era de ver aquellas nieves, aquellas cremas,
aquellos hongos purísimos... Esos rocíos, esos huevos,
esos espejos.
Escultura, o pintura, o escritura, nunca vista, pero, fácilmente
descifrable.
Al entreleerla, venía todo el ayer, y se hacía evidente
el porvenir.
Los poetas mayores están allá, donde yo digo.


(De "Clavel y tenebrario" 1979)




Mi alma es un vampiro grueso, granate, aterciopelado. Se
alimenta de muchas especies y de sólo una. Las busca en la
noche, la encuentra, y se la bebe, gota a gota, rubí por rubí.
Mi alma tiene miedo y tiene audacia. Es una muñeca grande,
con rizos, vestido celeste.
Un picaflor le trabaja el sexo.
Ella brama y llora.
Y el pájaro no se detiene.


(De "Obra completa " 2005)







Había nacido con zapatos. Rojos, finos, de taco alto,
que fueron la desesperación de todos los que vivimos juntos
en aquel tiempo.
Y en la cara tenía varias dentaduras, y lentes celestes como
el fuego.
Al pasar, por la tarde, parecía el ángel de la devoración con
pie punzó.
Mas, en realidad, amó la luz solar. Comía guindas, llevándose
una a cada boca.
Y sentía temor y amor hacia el Maestro Tigre que llegaba
en la noche a buscar doncellas.
Y nunca la eligió.


(De "La liebre de marzo" 1981)

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